Teodora del Carmen Vázquez no pudo asistir a los controles médicos durante el embarazo debido a su falta de recursos y a jornadas laborales de seis de la mañana a nueve de la noche.
En 2008 fue condenada a treinta años de prisión acusada de “homicidio agravado”, tras dar a luz a un bebé muerto. Cuando comenzó a sentir los primeros dolores de parto y rompió aguas, llamó a los servicios de emergencia. Durante el proceso del parto estuvo inconsciente y cuando recuperó el conocimiento sangraba profundamente y el bebé estaba muerto.
Como consecuencia de la desgracia de haber perdido a su hijo, nada más nacer el bebé fue detenida como presunta autora de asesinato, trasladándola después al hospital.
En El Salvador, las mujeres que sufren abortos espontáneos o dan a luz a un hijo muerto son automáticamente sospechosas de haberse sometido a aborto, que es considerado delito en cualquier circunstancia, incluso en casos de violación, incesto y riesgo para la vida de la madre.
El juicio al que fue sometida Teodora del Carmen Vázquez no tuvo las debidas garantías. De antemano se presumió su culpabilidad. No pudo pagar una buena defensa y en estos momentos su única opción es apelar para que se revise su condena y logre la libertad.
Teodora tiene otro hijo de doce años, a quien solo se le permite ver a su madre una vez al año. La detención de una madre también implica castigo para los hijos y para las hijas.
Ante esta situación, Amnistía Internacional lanza una ciberacción en su espacio de activismo (www.actuaconamnistia.org) dirigida al Ministro de Justicia de El Salvador, solicitando la libertad de Teodora.
El Seis Doble | Amnistía Internacional