Tesla, el padre de la wifi
Los dispositivos eléctricos que utilizamos diariamente deben su principio de funcionamiento a este extraordinario científico
Detrás del gran sueño de Nikola Tesla para transportar energía a todo el planeta se encuentra algo que los físicos denominamos Campo Magnético, o mejor dicho Campo Electromagnético. Tesla intuyó su naturaleza desde muy joven e ideó a lo largo de su vida dispositivos que basaban su funcionamiento en este principio. Tal fue la importancia de los trabajos de Nikola que la magnitud que representa el valor de la Inducción Magnética tiene como nombre el suyo: Tesla. ¿Os imagináis vuestro apellido en una magnitud física? -"Mi casa está a sólo 5 "sánchez" del trabajo." ¡No estaría mal!
En la actualidad todos los dispositivos eléctricos que utilizamos diariamente deben su principio de funcionamiento a este fenómeno físico. Como ejemplo: la telefonía móvil, la wifi, los mandos inalámbricos, la radio, el control remoto, la comunicación por satélite, los discos duros de los ordenadores, las memorias electrónicas … Si me acompañáis unas líneas más, trataré de explicaros de una forma sencilla en qué consiste tal maravilla. ¿Os atrevéis?.
Lo primero que debemos saber: ¿Qué es un Campo Magnético? Es esa fuerza de atracción que ejercen los imanes sobre la mayoría de metales. En realidad lo que hace un imán es atraer elementos de signo opuesto. Ya sabéis el "más" atrae al "menos" y viceversa. Y, ¿qué cosas tienen carga "más" o carga “menos”? Pues algo que está en la materia y que en el caso de los metales tienen para dar y tomar: los electrones. Hasta aquí hemos aprendido que un imán es capaz de ejercer una fuerza -y por tanto mover- metales, incluidos esos electrones que tienen sueltos en su interior. Nos queda una clave más. ¿Y si lo hacemos al revés y cambiamos el efecto por la causa? ¿Y si quisiéramos crear un Campo Magnético a fuerza de mover electrones en lugar de utilizar un trozo de imán? Pues que funcionaría. Si movemos electrones, estos generan -al igual que un imán- Campos Electromagnéticos que para nuestra explicación es igual a un Campo Magnético. Sólo existe una pequeña puntualización: los electrones se tienen que mover cambiando de velocidad todo el tiempo. Si se mueven a una velocidad constante, aunque se muevan muy rápido... no son capaces de crear el Campo Magnético. Es como si fuéramos en un coche todo el rato a 100Km/h. No nos vale. Tendríamos que ir acelerando y frenando. De aquí que Tesla se empeñara en la corriente alterna frente a la corriente continua de Edison. La corriente alterna no es otra cosa que hacer que los electrones cambien de velocidad continuamente. Si pudiéramos ver la corriente eléctrica que circula por nuestras casas veríamos que los electrones van en una dirección cada vez más rápido, luego van cada vez más lentos, hasta que cambian de dirección y vuelven a acelerarse y a frenarse. Y así todo el rato. El motivo es poder crear Campos Electromagnéticos.
Pues ya sabemos todo lo que hay que saber. ¿Ahora cómo utilizamos todo esto? Pues al señor Tesla se le ocurrieron varias ideas. Una de ellas, un generador de este tipo de corriente alterna aprovechando la fuerza de unas cataratas, las del Niágara. Diseñó además unos artilugios que eran capaces de girar sobre su eje siempre que tuvieran esta corriente alterna alimentandolos: los motores eléctricos (asíncronos) que son los mejores y más eficientes. ¿Y que tiene que ver esto con la radio y la wifi? Pues D. Nikola pensó lo siguiente. Si yo muevo electrones en un trozo de metal, como hemos visto, crearé un Campo Magnético. Este campo afectará a otro metal de las mismas características que esté cerca, y sus electrones serán atraídos. Si el campo que produzco es lo suficientemente potente podré separar los dos metales mucho y seguiré pudiendo mover los electrones del segundo metal atraídos por el campo del primero. De esta forma podríamos transmitir los movimientos de los electrones sin utilizar cables. Había descubierto la transmisión de datos (y energía) inalámbricamente. Esos dos trozos de metal no son más que las antenas de emisión y de recepción que todos conocemos, las de los móviles (ahora ocultas), la de la radio de casa, la del "Pirulí" de TVE… EL autor de este texto es Juan Manuel Sabugo. Leer noticia completa y ver hilo de debate en libertaddigital.com.
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