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Tres años después, en la Casa de la Esperanza suena la música
Casi tres años después de terremoto que destruyó buena parte de Haití, la vida en el país caribeño sigue sin volver a la normalidad
Dentro de poco va a salir a la venta un disco muy especial. Doce canciones grabadas en Haití por algunos de los niños de la “Casa de la Esperanza”. Un trabajo que puede servir para conseguir fondos para que este proyecto que acoge a dos docenas de pequeñas víctimas del terremoto de hace tres años, siga adelante.Casi tres años después de terremoto que destruyó buena parte de Haití en enero de 2010, la vida en el país caribeño sigue sin volver a la normalidad, aunque la rutina se haya instalado en el día a día de las miles de personas hacinadas, todavía, en aquellos campos de desplazados, que en un principio, tras la tragedia, se creyeron provisionales.
Como siempre desde aquel fatídico 12 de enero de 2010, el padre Fredy Elie sigue poniendo en práctica la máxima que guía todas sus acciones: “Vivir para ayudar a otros a vivir”. Y eso le lleva a la entrega total a los más pobres entre los pobres en Puerto Príncipe, la capital del país que resultó gravemente dañada por el seísmo. Pasados los primeros momentos de caos y desconcierto absoluto, el religioso haitiano hizo suya la causa de todas estas personas y, especialmente, la de varias decenas de niños refugiados en ese barrio de chapa, plásticos y lona, al que llamaron Caradeux, en el que se refugiaron más de 300 familias y donde la vida se iba abriendo paso a trompicones.
Y para que esa vida se abriera paso y se normalizase, lo primero fue la escuela... Después ya vendrían otras cosas, pero la escuela y la educación eran, una vez superadas las primeras fases de la emergencia, las primeras necesidades a cubrir.
El padre Fredy ha sido, para muchos de estos niños, una tabla salvadora a la que se han aferrado para mantenerse a flote ante unas circunstancias que amenazaban con hundirlos. Son muchas las historias que se han contado ya sobre cómo el encuentro con el padre Elie ha cambiado la vida de estos pequeños, algunos de ellos huérfanos acogidos en la Casa de la Esperanza. Historias de esa veintena de pequeños a quienes el sacerdote paúl llama los “Niños de la Esperanza”, que ahora han encontrado en la música un nuevo motivo para sonreír. Y, esperamos, una fuente financiación para poder seguir adelante. Leer noticia completa en manosunidas.org
El Sis Doble no corregeix els escrits que rep. La reproducció d'aquest text és literal; fidel a les paraules, redacció , ortografia i sentit de l'autor/s
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