La expectación por la declaración de Esperanza Aguirre como imputada por su 'incidente de tráfico' en la Gran Vía madrileña se palpaba a las puertas de los juzgados de Plaza de Castilla este lunes 22 de septiembre. Muestra de ello eran los numerosos medios de comunicación que esperaban la llegada de la presidenta del PP madrileño, citada a las 11.00 horas y que apareció en sede judicial sobre las 10.20 horas acompañada de su abogado, a simple vista. La expresidenta madrileña hizo gala una vez más de su temple ante los medios y aseguró estar muy contenta de acudir a declarar, tras lo cual, se adentró en los juzgados, donde permaneció una hora y cuarenta minutos contestando a las preguntas del juez, llegando a rectificar hasta en tres ocasiones el acta que levantó la secretaria judicial. Todo transcurrió dentro de la normalidad esperada, pero algunos de los presentes se percataron de la presencia del séquito que la acompañaba, entre los que se distinguían unas seis personas trajeadas que al parecer eran escoltas que no abandonaron a Aguirre en ningun momento, y que algunos preguntaban si no serían agentes de paisano. Entre ellos se encontraba un comisario del Cuerpo Nacional de Policía que no se identificó públicamente. Una vez en los pasillos de los juzgados este mando de Policía permaneció en todo momento junto al jefe de seguridad del edificio, al que pareció recriminar algún problema porque algunos periodistas habían accedido a las dependencias judiciales y pretendian tomar alguna imagen de los momentos previos a la declaración, algo que está prohibido. Del mismo modo una vez acabado el juicio y ya en la calle, mientras la gran cantidad de medios intentaba organizarse para conseguir las declaraciones de la expresidenta, este comisario se acercó y mostró su identificación a un coche rotulado de la Policía Nacional que estaba estacionado junto a la acera -algo habitual en la puerta de los juzgados- para pedir que abandonara el lugar, en un intento de que en los alrededores de la entrada no se viera demasiada presencia policial, vista la afluencia de medios.
El celo de este mando por mantener una buena imagen de la presidenta de los populares madrileños le llevó además a vivir un incidente más curioso aún mientras Aguirre hacía declaraciones a los periodistas congeregados. Y es que una persona de avanzada edad se había colocado detrás de ella con una pancarta donde podía leerse "la Justicia a Aguirre agarró, que de su cargo y Policía huyó". El hombre permanecía quieto, callado, a una distancia prudencial del revuelo mediático, pero colocado estratégicamente de manera que la pancarta, bastante comedida, saldría en todas las imágenes. Esto no gustó a los agentes de paisano, y uno se acercó para intentar arrebatársela -no se sabe si por orden de un superior-, lo que condujo a un leve forcejeo que motivó que también acudiera el comisario. El hombre, al ver que dos 'desconocidos' acudían a violentarle en su pacífica actuación, se revolvió y propinó un sonoro bofetón al mando policial, que al no estar identificado y no querer hacerlo, tuvo que darse media vuelta y hacer la vista gorda ante el incidente, ya que además otras dos personas anónimas habían acudido a defender al señor mayor.
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