Ayer murió Eduardo Galeano. Pero sólo se va la persona, nos deja su forma lúcida, cínica, y en ocasiones amarga, forma de ver el mundo y de vernos a nosotros. Se va quién libro tras libro nos enseñó a dudar, a rebuscar en la historia humana, a darle la vuelta a la historia contada para encontrar esa otra historia hecha de 'pequeños fueguitos'.
Se fue quién nos enseñó que la utopía es inalcanzable, aunque siempre vale la pena buscarla; caminando es como se cambia el mundo.
Ayer murió Eduardo Galeano, pero deja tras de sí un reguero de relatos, libros y reflexiones que nos harán un poco más libres.
Se fue el genio de mirada inquieta y mente lúcida. Se fue el escritor inclasificable que aún hoy agita conciencias con cada una de sus páginas. Se fue la persona, el ser finito, pero nos deja su legado, sus palabras inmortales. Nos deja sus libros, sus alegorías; nos deja sus historias cargadas de crudeza y sensibilidad.
Gracias a él, o quizá por culpa suya, sabemos que no estamos hechos de átomos, sino de historias. Sabemos que tenemos derecho a amar y delirar, y el deber de ejercer ambas cualidades. Sabemos que la libertad es una pesada puerta que muy pocos están dispuestos a cargar.
 
Eduardo Galeano
Eduardo Galeano nació el 3 de septiembre en Montevideo, Uruguay, fue obrero de fábrica, dibujante, pintor, mensajero, mecanógrafo y cajero de banco... Destacó como escritor y periodista, siendo su obra una mezcla entre la crónica periodística, el relato histórico y el ensayo.
Destacado por dar voz a quién denominaba "los olvidados". En el golpe de Estado del 27 de junio de 1973, Galeano fue encarcelado y obligado a abandonar Uruguay. Su libro Las venas abiertas de América Latina fue censurado por las dictaduras militares de Uruguay, Argentina y Chile.
Murió ayer tras un cáncer de pulmón a los 74 años de edad, dejándonos obras como Las venas abiertas de América Latina, Días y noches de amor y de guerra, El libro de los abrazos, El fútbol a sol y sombra  y Los hijos de los días, entre otros.