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 12/12/2013

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Una nueva teoría trata de explicar cómo se movían los moáis

Se movían verticalmente mediante un vaivén generado por el uso de cuerdas de las que tiraban personas


¿Cómo mover un moái?, una de esas cabezas de piedra con grandes orejas que aparecen en las fotografías de lugares lejanos y exóticos. Una pregunta lógica que todo visitante se hace cuando llega a Pascua, la isla más oriental de La Polinesia, a casi 4.000 kilómetros del continente americano, chilena desde 1888.
Se supone que las gigantescas moles de piedra volcánica, de más de 10 toneladas de peso, eran desplazadas a más de 20 kilómetros de distancia, desde el cráter del volcán Rano Raraku hasta diferentes puntos de la isla. En la actualidad, centenares de moáis se encuentran dispersos por el suelo pascuense.
Tras años de discusiones, el arqueólogo pascuense Sergio Rapu, el investigador Terry Hunt, de la Universidad de Hawai, y Carl Lipo, antropólogo de la Universidad Estatal de Long Beach, han llegado a la conclusión de que los pascuenses movían los moáis como si de humanos se tratara.
Su nueva teoría, publicada por la revista 'National Geographic', concluye que las estatuas se movían verticalmente mediante un vaivén generado por el uso de cuerdas, de las que tiraban personas. En otras palabras, los habitantes de Isla de Pascua movían los moáis como si tratar de un frigorífico, sin ayuda de ruedas, árboles, grúas o tracción animal.
 
Talladas para caminar
Como la comunidad internacional de científicos se cuestionó la teoría, el equipo de Lipo creó en Hawai una réplica de moái a escala reducida de tres metros de alto y cinco toneladas de peso. Gracias a cuerdas atadas a los costados y a la espalda de la cabeza andante, 18 personas bastaron para mover el moái unos 100 metros de distancia. "Es una réplica exacta de un moái botado en un camino de Isla de Pascua, que muestra que la forma de la estatua es la clave de su movimiento. Fueron talladas para caminar", ha dicho el estadounidense Carl Lipo al diario chileno 'La Tercera'.
Según el experto, todos los moáis que están tirados por el suelo en caminos con pendiente de subida están de espalda. Mientras tanto, los que están en caminos en bajada, están de cara, lo que prueba que los moáis eran trasladados de manera vertical y no horizontal, como hasta ahora planteaban la mayoría de las teorías aceptadas.
"Las tradiciones de la isla han dicho desde hace tiempo que los moái estaban de pie y caminaron, pero la mayoría de la gente ignora esas tradiciones", señala. El experto añade además que otras teorías no tienen sustento arqueológico. La más aceptada dice que los pascuenses utilizaban rodillos de madera para mover las estatuas y que finalmente se quedaron sin árboles, lo que provocó la destrucción de la sociedad.
El primero en hacer estudios sobre la movilidad de los moáis fue el famoso viajero noruego Thor Heyerdahl, que en los años 50 organizó una expedición arqueológica a la Isla de Pascua. Al igual que el equipo de Lipo, el noruego ya supuso que los autóctonos habrían trasladado a las estatuas en posición vertical, balanceándolos con cuerdas, aunque nunca lo probó.
El noruego pensaba que 180 isleños eran suficientes para levantar el artefacto y moverlo a través de dos sogas que estiraban a cada lado del bloque de piedra. Heyerdahl intentó demostrar también que los antiguos egipcios podían haber llegado al continente americano. Para demostrarlo fabricó un barco de papiro con el que, gracias a la expedición Ra II, atravesó el Atlántico en 1970, desde Marruecos hasta las Barbados.
 
Teoría tras teoría
El checo Pavel Pavel lanzó en 1982 su propia teoría. Pavel fundamentó sus ideas en que cada estatua tiene un centro gravitatorio gracias a su gran base y a su estrecha cabeza. Con una cuerda rodeando la cabeza, otra cuerda en la base y 14 hombres, trató de hacer "andar" otra réplica de moái. Las dificultades de esta hipótesis radican en que el terreno no es regular, por lo que la estatua podía caer fácilmente al suelo.
Durante ese mismo tiempo, el estadounidense Charles Love propuso que varias cuerdas rodeaban la "frente" de la estatua con el objetivo de ir elevando su base para colocarla sobre unos troncos en forma de rail. Para Love, 25 hombres serían suficientes para "pasear" a las cabezas de piedra, que siempre se mantendrían de pie durante todo el trayecto.
Años después, a finales de los años 90, la arqueóloga Jo Anne Van Tilburg, doctora de la Universidad de California y del Instituto de Estudios de la Universidad de Chile, demostró un método "sencillo" para transportar los moáis. Según la investigadora, la escasez del espacio geográfico hace impensable imaginar que hubiese "fuerza humana" suficiente para realizar la obra y ubicarla a lo largo de la isla.
Después de analizar, clasificar y catalogar 887 moáis, la arqueóloga ideó un sistema que permite levantar bloques de 10 toneladas con el uso de troncos, cuerdas y fuerza humana. El equipo de la doctora Van Tilburg logró transportar una estatua de cuatro metros de altura utilizando una cuña con forma de V, construida de palmeras y troncos. Calcularon que se necesitaban a unas 40 personas para realizar todo el trabajo. El autor de este texto es Jorge Barreno. Leer noticia completa en elmundo.es.

 
 
El Sis Doble no corregeix els escrits que rep. La reproducció d'aquest text és literal; fidel a les paraules, redacció , ortografia i sentit de l'autor/s
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