Verónica Hernández atiende a enfermos terminales de cáncer en la India

Martes, 23 de agosto de 2016 | e6d.es
• Desde 2014 ejerce el voluntariado en la Fundación Vicente Ferrer


"El control de los síntomas es solo una parte de la atención a quienes se acercan a la muerte", explica
 
Verónica Hernández (Madrid, 1989) nació cuando en España se empezaban a desarrollar los cuidados paliativos, una especialidad sanitaria dedicada a la asistencia física, psicológica, espiritual y social de quienes sufren a causa de una enfermedad que ya no tiene cura. Graduada en Enfermería, sus primeras experiencias laborales estuvieron marcadas por el contacto con personas que se acercaban a la muerte. Así fue como decidió focalizarse en este ámbito, en el que ha trabajado y ejercido como voluntaria en varios centros de Madrid. También es voluntaria en la India, donde ayuda en el Hospital de Bathalapalli a consolidar los primeros pasos de la Unidad de Cuidados Paliativos que la Fundación Vicente Ferrer (FVF) puso en marcha hace poco más de un año.
 
Este es tu segundo voluntariado en la Fundación.
Vine por primera vez en noviembre de 2014, cuando la FVF estaba planeando abrir la nueva unidad. Durante seis meses trabajé junto al médico que lidera el proyecto, el doctor Kannan. Él es anestesista y se había dado cuenta de que las personas con enfermedades incurables y pocos meses de vida necesitan un espacio tranquilo donde estar ingresadas y una atención específica.
 
¿Qué tipo de atención?
La mayoría de las personas que atendemos son enfermos terminales de cáncer. Hay que controlar sus síntomas, entre los cuales suele estar el dolor. Pero hay que hacer mucho más: apoyar al paciente, explicarle todo aquello que tiene que saber, hablar con la familia, prepararles para el duelo y procurar que uno de ellos asuma la figura de cuidador. El objetivo es que el enfermo vuelva a casa una vez estabilizado.
 
¿Por qué?
Estar en su propia casa es bueno para el paciente siempre que tenga un buen cuidador. Además, la mayoría de las personas a quien atendemos tienen pocos recursos. Los desplazamientos de los familiares al hospital significan gastar dinero y dejar de trabajar. Y aquí en la India, cuando una persona está a punto de fallecer, muchas familias prefieren que lo haga en casa.
 
Es diferente que en España.
Sí, y también hay otras diferencias. Desde mi punto de vista, su capacidad de aceptación de la enfermedad y de la muerte es mayor, aunque sufran igual.
 
Te fuiste antes de que la unidad se pusiera definitivamente en marcha y has vuelto al cumplir un año. ¿Cómo está funcionando?
Las enfermeras conocen mejor el uso de medicamentos. Van cogiendo experiencia e identifican mejor los síntomas. He venido dos meses para reforzar su trabajo de apoyo a las familias, identificación del cuidador y empatía con el paciente.
 
Es la única unidad de paliativos que existe en esta zona de la India rural...
Por eso también nos llegan muchos pacientes derivados de otros centros, que se dan cuenta de la necesidad de ofrecer calidad de vida a las personas con enfermedades que ya no tienen cura, pero a las que se puede cuidar muy bien. Este año, en seis meses, se han hecho más de 370 consultas de pacientes que han llegado de nuevo o que ya conocíamos.
 
¿Cuáles son los siguientes pasos?
Sería ideal crear un servicio de atención telefónica continuada y de atención domiciliaria. Espero regresar para ayudar a hacerlo realidad.
El Seis Doble | Fundación Vicente Ferrer
 
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