¿Por qué se llama este apartado “Amigos de Larra?
Por una pasión desmedida por Mariano José de Larra (1809 - 1837), periodista, crítico satírico y literario y escritor costumbrista.
Por su visión de la vida y la calidad literaria de este genio del siglo XIX.
Porque si estamos atentos a lo que dice, uno no se aburre jamás.
Por... no acabaríamos.
Lo dijo “el maestro”
"El corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer".
En este artículo Larra critica la pereza de los españoles para cualquier cosa y señala el concepto que por aquella época se tenía de los españoles, los extranjeros venían, la mayoría, atemorizados de que fuesen a ser asaltados por unos delincuentes o cuatreros.
Larra expone estas ideas por medio de una graciosa y curiosa anécdota que, como en todas las que Larra cuenta, está dotada de una gran dosis de ironía.
El asunto es que un buen día llegó a casa del autor un francés con unas valiosas cartas de recomendación de su país, este hombre pretendía realizar unas gestiones previas a su inversión de capital en negocios españoles. Sans Delai, que así se llamaba el hombre, le contó a Larra sus planes y según él todas las gestiones pertinentes la iba a realizar en 10 días, tras decir esto Larra se mofa de él y le dice que le invitará a comer el día que haya cumplido 15 meses de su estancia en España, el francés, como es de esperar, queda perplejo ante esa contestación y no le cree, pero poco a poco iba a hacerlo ya que al ir a realizar el primer papeleo que tenía programado para unas horas le dicen que tardará unos 3 días pero esto no es todo, ya que a los tres días le respondieron: “vuelva usted mañana” y al siguiente, y al siguiente, y así hasta 15 días, pero cuando estuvo hubo que repetirlo porque estaba equivocado y otra vez lo mismo.
Así le ocurrió a este hombre para todos los papeleos y gestiones que realizó, tanto que lo que él pensaba realizar en 10 días con éxito lo realizó en 6 meses y sin él, ya que no le sirvió de nada y tuvo que marcharse a su país, donde contará sin duda alguna que a todos los lugares donde iba y pedía algo le contestaban: “vuelva usted mañana” y este mañana nunca parecía llegar y cuando llegaba estaba mal, no le servía, había un error, se había perdido o algo por el estilo.
Además de esto tuvo que soportar grandes trabas que le ponían en los diversos lugares a los que iba por ser extranjero. Por tanto la impresión que este hombre se llevó de España es la de un país en el que la gente, como dice muy bien Larra, no comerá por no llevarse la comida a la boca, con lo que quiere decir que son vagos y perezosos para todo e incluso para sus cosas.