Alegrémonos, sólo es la derecha
¿Dónde está el socialismo? Diluido dentro del conservadurismo más rancio
El otro día, en una de esas charlas de café alguien se me quedó ojiplático mirándome cuando le dije que no me gustaban nada los resultados de las elecciones en Holanda y que temo muchísimo lo que nos pueda llegar desde Francia porque al final ya verás tú como entre unos y otros se nos llevan por delante el tinglado medio asolado este que nos hemos montado en Bruselas y que acaba de cumplir 60 años a pesar de que esté hecho unos zorros. Una cosa, si los fundadores levantasen la cabeza y viesen el adefesio que hemos construido con sus sueños, nos corrían a gorrazos.
Me explico, no me gustan los resultados de Holanda porque no soy mucho de alegrarme por evitar un chinazo en la cabeza si se que al final me van acabar dando con un “pedrolo” de mil toneladas que tirarán desde la catapulta esa, justo esa, que estoy viendo como arman. Igual me compensaba más un chinazo en la cabeza a cambio de evitar que construyan la catapulta. Es cuestión de planteárselo. No se de que nos alegramos porque esta vez se ha evitado la llegada de la extrema derecha liderada por descerebrados que no ocultan nada, que sabemos que cumplirán lo que prometen (como muestra un Trump) simplemente porque su neurona no les da para más. No se de que nos alegramos si a cambio de detener esta vez a los esperpentos lo que se consigue es perpetuar en el poder a los de la podadora, a los expertos en desigualdad y recortes sociales que nos están matando poco a poco. Vale, parece que quieren que digamos “mejor podadora que descerebrados”. ¿No te parece que sería más normal alegrarse si ganase una opción que acabase con el austericidio? Parece que deberíamos estar bailando por las calles porque se quedan los que nos han dejado en este estado lamentable. Creo que es algo así como alegrarse porque hemos caído en manos de jíbaros y no de caníbales porque estos sólo nos van a reducir la cabeza para hacerse un llavero.
¿Y dónde está el socialismo en todo esto? Diluido dentro del conservadurismo más rancio. Lo vimos el domingo contento y eufórico en la presentación de Susana Díaz, rodeada de zombis de antaño que se levantaron de sus sillones en los consejos de administración para acercarse a vendernos de nuevo la abstención al PP y con ello mantener la desigualdad que les asegura una alfombra mullidita. No se, sólo la imagen ya “tiraba para atrás” porque era la foto del inmovilismo, del seguir como se está y eso la verdad es que asusta un poco.
Igual puede que demasiada gente en la casa socialista, vista la comedia que representan en el paripé Susana, no ha entendido que no necesitamos que el PP tenga acompañamiento coral. Lo que necesitamos, en España por lo menos, es un socialismo que no se diluya como un azucarillo en una piscina de prebendas y corruptelas. Necesitamos una opción que de verdad nos aleje de los extremismos de la derecha pero también de la segadora que nos ha llevado a la miseria. Y la verdad tal y como se vislumbra el panorama en las elecciones del PSOE y como está la socialdemocia en Europa mucho me temo que deberíamos ir pensando en buscar un casco porque ya están tensado la cuerda de la catapulta y el pedrusco destructor nos caerá en forma de LePen o vete a saber quién, es cuestión de tiempo. La oficialidad socialista europea parece entregada y sus tropas no se organizan.
* Salva Colecha es autor del blog "En zapatillas de andar por casa".
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