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Si las vértebras de la columna están incorrectamente alineadas provocan una alteración o interferencia en la comunicación entre tu cerebro y el resto de tu cuerpo causando trastornos en diferentes partes de tu cuerpo. El cuidado de la columna vertebral contribuye al buen estado de salud de todo el organismo.
El dolor cervical
Dolencias de cuello, hombro y brazo pueden ser el resultado de un golpe, accidente, rectificación cervical o la distención de un músculo al llevar demasiado peso o al practicar deporte. Sin embargo, muchos dolores de estas partes del cuerpo tienen su origen común en las cervicales. Las cervicales son muy importante, ya que se trata de la zona más frágil de la columna: sujetan la cabeza, que pesa entre 4 y 8 kg (como una bola de bolos), mientras permiten la rotación de la misma.
Dolor de hombro y brazo
Entre las cervicales pasan todos los nervios que atraviesan el hombro y el brazo hasta llegar a la mano, es decir, que cualquier desplazamiento cervical puede provocar dolor o incapacidad funcional de estas partes, tales como: tendinitis, capsulitas, hombro congelado…
Dolor de cabeza, migrañas, mareos y vértigos
A menudo nos duele el cuello porque sus músculos trabajan en exceso para tratar de recuperar la curva normal de las cervicales. Así, acabamos con dolorosas contracturas musculares que pueden además causarnos jaquecas, migrañas o cualquier dolor de cabeza. Los masajes, los medicamentos, solo enmascaran los síntomas, aliviándolos de forma temporal. En cambio, al reposicionar las vértebras en su sitio, el Doctor en Quiropráctica trata a la vez el dolor y la raíz del problema.
La hernia discal
Ocurre cuando el disco, al ser comprimido entre dos vértebras, sale de su localización y presiona la raíz nerviosa o la médula espinal, produciendo lesiones neurológicas. Sus consecuencias pueden ser dolor, alteración de la sensibilidad e incluso dificultad al caminar.
¿Por qué los tratamientos convencionales no son suficientes?
Los antiinflamatorios y los relajantes musculares, como todos los fármacos, tienen muchos efectos secundarios. Por ejemplo, los antiinflamatorios, tomados regularmente pueden provocar úlceras, problemas gástricos, hemorragias digestivas y deben ser evitados especialmente por las personas mayores y las mujeres embarazadas.
Es más, estos fármacos sólo esconden el dolor sin solucionar su causa. En todo caso, sólo deberían tomarse unos días como máximo, mientras se diagnostica el origen del problema. Demasiada gente se automedica y toman estos tratamientos de forma continua, sin ser conscientes de las graves complicaciones.
En el caso de la hernia discal, la solución recomendada más a menudo es la cirugía (nucleotomía, laminectomía, microcirugía, etc). Sin embargo, siempre debería ser el último recurso, ya que toda operación quirúrgica tiene riesgos. Siempre se estará a tiempo de operar, pero hay que tener en cuenta que la operación es irreversible: una vez operado, no hay vuelta atrás. Incluso la medicina reconoce que hasta el 40% de estas intervenciones fracasan. Hay cada vez más médicos que opinan que estas operaciones deberían reservarse a casos bien precisos.