Entrevista a Bernat Montagud

Hoy presenta en Alzira su libro ‘Enrique Casterá Masiá. Escultor alzireño (1910-1983)’

Alzira reconoce trayectoria de uno de los mejores artistas del siglo XX que ha tenido nuestra ciudad: Enrique Casterá Masiá. Y lo hace con una exposición, desde el pasado 9 de enero, de algunas de sus esculturas que culmina hoy, a las 19:30 horas en el Museo Municipal de Alzira (MUMA), con la presentación del libro "Enrique Casterá Masiá. Escultor alzireño (1910-1983)", en el que su autor, el historiador y escritor alzireño Bernat Montagud, recopila la vida y obra de Enrique Casterá.
En la presentación del libro estarán presentes, además del propio autor, el hijo del escultor Enrique Casterá Pérez, el director del MUMA Agustín Ferrer y el concejal de Cultura Carlos Correal.
En una amplia entrevista, Bernat Montagud desgrana para nuestro diario los detalles de la investigación que ha culminado en el libro que se presenta hoy. Asimismo, nos desvela su próximo trabajo que girará en torno a la figura del pintor Joaquín Sorolla y la relación de su obra con Alzira.
 
Enrique Casterá Masiá
Enrique Casterá Masiá (Alzira 1910 - Madrid 1983) comenzó su aprendizaje en la Escuela Municipal de Dibujo, estudios que estimulados por el pintor Teodoro Andréu, culmina en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos y la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos. Concluida la etapa de formación, compagina en Valencia su trabajo de imaginero con la docencia en Bellas Artes y Oficios. Un camino que, a comienzos de 1950, le lleva a Madrid. Desde allí remitirá sus esculturas a distintas provincias de España y América del Sur. Hasta que, en torno a 1970 e impelido por la disminución de la demanda de imágenes, reingresa en la docencia. Esta vez en institutos de Bachillerato.
Con esta aproximación, tratamos de reivindicar la figura del alcireño Enrique Casterá Masiá. Artista que, como ocurrió con Teodoro Andreu, trascendió el ámbito del territorio local en busca de  un mayor desarrollo y alcance profesional.
La aportación de Casterá a la imaginería religiosa de su pueblo natal, se prolonga desde 1939 a 1948. Sin embargo sorprende que, a lo largo de dicho periodo de efervescencia en la recuperación del incinerado patrimonio, no fuera requerido para intervenir en el restablecimiento de los pasos procesionales, ninguno de los pasos procesionales, ninguno de los cuales le sería encomendado, a pesar de su constante participación en las manifestaciones de arte sacro.
 

Enrique Casterá Masiá. Escultor alcireño (Alzira 1910 - Madrid 1983)
En la Navidad de 2013, Enrique Casterá Pérez me sorprendió con la propuesta de que trazase la biografía artística de su padre. Acepté con gusto, por la consideración que me merecía el artista y porque la experiencia acumulada en mis estudios sobre las obras de José Segrelles, Teodoro Andreu y Antonio Ballester iban a facilitarme la labor.
No obstante he de advertir que queda trabajo pendiente. Lo limitado de las fuentes documentales, unido a la premura y necesidad de llevar a cabo diversas visitas templos parroquiales, deja el camino abierto a otros investigadores.
Este estudio no hubiera sido posible sin la inestimable colaboración Enrique Casterá Pérez. A él debo  decenas de fotografías  y algunos documentos que resultan imprescindibles para trazar una aproximación a la obra de su padre.
Enrique Casterá unió a su vertiente de imaginero la de Maestro Artesano Nacional. Título, más que justificado con los retablos, altares y carrozas procesionales que aportó a diversos templos del territorio español.
A lo largo de  este texto, me he limitado a recopilar los datos dispersos y  organizarnos cronológicamente. Y he de puntualizar que la figura de Enrique Casterá Masiá debe de ser contemplada en su contexto histórico. Años en que, desde el epígono de la Monarquía Alfonsina y las turbulencias de la Segunda República, se da paso a décadas de dictadura.
Un periodo en que impera el nacional catolicismo y donde se enmarcan los años más productivos e Enrique Casterá. Sólo la última década, en que modela diversos desnudos, permite intuir el camino por el que pudo haber discurrido su obra más personal.
Con esta aproximación, trato de reivindicar la figura del alcireño Enrique Casterá Masía. Artista que, como ocurrió con Teodoro Andreu, trascendió el ámbito del territorio local en busca de un mayor desarrollo y alcance profesional.
Concluyo agradeciendo al Excelentísimo Ayuntamiento de Alzira el patrocinio en la edición de este libro y la exposición de una  pequeña antología de esculturas en el Museo Municipal.

Bernat Montagud Piera. Enero de 2015