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Cuando a nuestros gobernantes, o legisladores, o autoridades, o ya no sé quién tiene la idea más brillante, se les ocurren cosas como la de hacer pruebas de alcoholemia a peatones, se me eriza el pelo de la nuca. No sé cuál sería la calificación correcta, pero desde luego la inteligencia brilla por su ausencia en muchas de las medidas con las que cada día nos sorprenden quienes parecen vivir en una utopía las veinticuatro horas del día. Es como si los encerraran en un cuarto durante días para que pensaran tonterías y ganara quien la dice más gorda. El premio: redactar una ley con su idiotez ganadora.
La Dirección General de Tráfico se ha convertido en una broma de mal gusto, en un ente inútil y recaudador que quiere cuidar de nosotros (dice). Pero eso es como contratar a un psicópata de canguro para que cuide de nuestros hijos. Hace años que están demostrando día a día y con mucho esfuerzo y constancia por su parte, que no tienen ni idea de lo que hablan, pero con sus últimos inventos de Ungenio Tarconi se les ha ido del todo la pinza.
El propio Consejo de Estado, que tampoco es que destaque por su brillantez, ha pedido a la DGT que se relea el bodrio del nuevo proyecto de Reglamento de Circulación porque dice que hay «notables imprecisiones». Bueno, decirlo así es ser muy políticamente correcto; desde luego yo lo diría de otra manera; les diría que no lo releyeran ni lo modificaran y que se limitaran a tirarlo a la basura tal cual.
La DGT habla de «usuarios de la vía», lo cual incluye no solo a conductores, sino también a los pasajeros de los coches, a peatones, e incluso si me aprietan un poco, a perros y gatos.
¿A santo de qué van a hacerle una prueba de alcoholemia a un peatón, haya cometido o no una infracción?
Dicen desde el Consejo de Estado
«Los españoles habrían de abstenerse de participar en fiestas populares o de asistir a bodas y celebraciones en las que se consume habitualmente alcohol, ya que podrían verse sometidos a un control de alcoholemia si, en las inmediaciones, un vehículo sufre un accidente». Y en cuanto a personas con ciertos tipos de medicación, tan solo «podrían aventurarse a salir de casa con las correspondientes recetas médicas».
Según la DGT: «Los vehículos en los que su conductor circule a pie no sobrepasarán la velocidad del paso humano» Replica el Consejo de Estado que eso podría suponer «la prohibición de correr, un deporte extendido en estos tiempos». También dice: «quien circula a pie es peatón, de manera que mal puede ser un conductor, pero en todo caso quien circula a pie siempre se mueve a velocidad de su propio paso».
¿Para cuándo el toque de queda?
Ramón Cerdá
* Ramon Cerdá es colaborador de El Seis Doble. Su espacio, aquí.
* Ramón Cerdá es autor del blog "El blog de Ramón".