Una democracia de mentiras
Nos han educado para ser dóciles y no seres pensantes preparados para vivir en una democracia en la que todos seamos libres de pensar lo que nos dé la gana
Si ya lo decía Pink Floyd en “Another Brick the Wall”, nos han educado para ser dóciles “creyentes” y no seres pensantes con autonomía propia preparados para vivir en una democracia en la que todos seamos libres de pensar lo que nos dé la gana. Sin que lo sepamos están conduciendo nuestros propios pensamientos (susto nivel Halloween). Es como si un simio tuviese que elegir para romper un coco entre una piedra o un martillo. Fijo que cogía la piedra simplemente porque para él es la única opción, nadie le ha enseñado antes como funciona un martillo y lo más curioso es que seguro que si le preguntas si es libre de elegir te dirá que si (en idioma simio, por supuesto), pues así con todo.
Creemos que podemos pensar lo que queramos, que somos libres y que vivimos en una democracia de verdad pero, ¿dónde está? No hay más que mirar alrededor. Hemos llegado a un nivel de manipulación en el que hasta la famosa Opinión Pública no lo es simplemente porque no nos han educado para pensar, no razonamos. Funcionamos según lo que nos van incrustando a presión en la cabeza sin pensar que es mejor o que es peor para cada uno. Nos dominan los medios de información que nos martillean en un sentido o en otro y al final, como el agua que gota a gota taladra la más dura de las piedras, acaban taladrando nuestro cerebelo y creyendo sólo lo que nos enseñan, lo que sirve a otros.
Puede que sea un problema político o una verdadera arma de destrucción masiva pero las cosas no nos pueden ir como quisiéramos si los que están detrás de los hilos del guiñol se encargan de que no seamos educados como ciudadanos libres sino como sujetos condicionados, con la opinión modulada y formada según el interés del poder que al final es quien lo controla todo. Cualquier pensamiento no acorde que se salga de la norma intentará ser reconducido en beneficio de los de siempre o condenado al olvido mediático. Es el castigo que vivimos en estos tiempos inciertos que corren en los que parece que nadie es capaz de escaparse de la norma sin ser absorbido por ella. Imagina que hasta en el Kremlin de forran vendiendo camisetas y pines de Stalin y Lenin…
Este viernes empieza una nueva campaña electoral (si, otra vez!) en la que los mismos “hombres Profidén” que no supieron aclararse. Intentarán vendernos otra vez su sobada mercancía a pesar de que todos sabemos que está defectuosa. Nos gobiernan en funciones, vivimos manifestaciones de descontentos en cada esquina (no sólo en la manta que todo lo tapa en la que han convertido a Catalunya), el desastre asoma la patita por debajo de la puerta y te están entreteniendo en verdaderas funciones circenses para que no lo veas. ¿Te los vas a creer de nuevo? Puede porque estamos entrenados para hacerlo pero si continúas funcionando con las tripas en lugar de con el cerebro acabarás votando a los que te diga la tele. Piénsalo.
* Salva Colecha es autor del blog "En zapatillas de andar por casa".
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